Bodega Aleanna está formada por dos románticos, Alejandro Vigil y Adrianna Catena, que se sumergieron en el tiempo para evocar una época donde los inmigrantes europeos se esforzaban por elaborar vinos tan finos como aquellos de sus tierras natales. La bodega se encuentra en el piedemonte mendocino hacia el sur de la Cordillera de los Andes. Su vino ‘El Enemigo’ simboliza la batalla del hombre contra uno mismo, el enemigo original, la batalla que definió a cada uno de los dueños de esta bodega.
La bodega Aleanna es poseedora del primer 100 puntos Parker argentino y se ha convertido la zona en uno de los destinos enoturísticos más codiciados de Mendoza.
Produce uno de los mejores vinos de Argentina y también uno de los mejores vinos a nivel mundial. Esto se debe a que la región de Gualtallary tiene condiciones casi perfectas para el Cabernet Franc.
La bodega representa la pasión y la visión de una nueva generación, una continuación de la innovación y el impulso por la excelencia.
Su principal vino Gran Enemigo Gualtallary, pertenece a un solo viñedo, ubicado en Tupungatito, la subregión más al norte del Valle de Uco en Mendoza. La subregión cuenta con una altitud increíble, con su propio volcán, que entró en erupción en 1987; como tal, el suelo abunda en materia calcárea profunda perfecta para el cultivo de Malbec y Cabernet Franc a gran altura, sobre unos 1430 metros en el caso del viñedo Gualtallary.
Gualtallary puede ser el gran tesoro argentino, capaz de viñedos Grand Cru que pueden competir con los mejores vinos del mundo.
Adrianna y Alejandro han optado por utilizar una dominancia tan alta de Cabernet Franc en honor a un viejo estilo de la región AOC Pomerol.
Además de por su carismático mentor y la calidad de sus vinos, la bodega El Enemigo se distingue por la insólita arquitectura de su edificio principal, inspirada en la Divina Comedia y con una distribución laberíntica donde se suceden las estancias identificadas con los capítulos del libro de Dante Alighieri
La bodega de crianza y elaboración es pequeña respecto a la parte social, bautizada Casa El Enemigo y que en 2015 sumó a sus atractivos un restaurante de espíritu canalla e informal, Casa Vigil Chachingo.