Cómo entender las etiquetas de los vinos

Cómo entender las etiquetas de los vinos

Para el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) el etiquetado es el conjunto de elementos fijos, adheridos o impresos en forma directa al envase utilizados para la presentación comercial del producto, con el fin de identificarlo gráficamente y suministrar al consumidor la información legalmente exigida, y otras de carácter optativo. Los dispositivos de cierre (corcho, por ejemplo) no forman parte del etiquetado. No obstante, toda inscripción que se incluya en los mismos, deberá ser veraz y verificable.

Esto quiere decir que hay menciones (datos) que son obligatorias, y que, junto a la información complementaria, deben ser claros y no inducir a errores, engaño o confusión del consumidor respecto al origen, naturaleza, calidad, y técnicas de elaboración, entre otras. De esta manera el consumidor sabe que puede confiar en las etiquetas.

Generalmente el vino posee etiqueta y contra-etiqueta. La marca, el tipo de vino, la graduación alcohólica (siempre expresada en un % por volumen), el contenido neto y el país de producción, son datos obligatorios que deben consignarse en el frente.

Luego, en el dorso deberá estar el nombre del fraccionador. En caso de envasado por cuenta de terceros (es decir que una bodega fraccione los vinos para otras bodegas), se indicará el número de inscripción del establecimiento fraccionador en el INV, y los datos particulares de la empresa/bodega para quien se efectuó, precedido del término “embotellado para”.

Quizás de los datos obligatorios, el más importante sea la sigla y el número de Análisis de Libre Circulación otorgado por la dependencia correspondiente del INV, ya que ese certificado habilita al vino para ser consumido. Por su parte, los vinos dulces deben consignar la cantidad de azúcar residual por litro que contienen.

Entre las menciones optativas, la más importante de los últimos tiempos es el origen, y cuando más específico, mejor, ya que todo nombre geográfico debe estar reconocido y registrado previamente en el INV. Por otra parte, cuando un vino logra el derecho de uso de una denominación geográfica correspondiente como una I.G. (Indicación Geográfica) para vinos de Argentina referida a un distrito o departamento, tendrá derecho al uso del área mayor que la contenga. Por ejemplo: I.G. Vistalba, Vistalba, Luján de Cuyo, Mendoza.
En el caso de España utilizan las siglas D.O.(Denominación de Origen)

 

Cómo entender las etiquetas de los vinos

Es importante conocer el origen más específico de las uvas, ya que los vinos actuales comienzan a ofrecer un carácter de lugar, más allá de la interpretación del hacedor. Y como en el Viejo Mundo (Francia, Italia y España), poder empezar a reconocer los vinos por su origen más que por su varietal.

El año de elaboración también es optativo, pero es algo a lo que las bodegas le dan mucha importancia. Cabe destacar que se trata del año de cosecha de las uvasY si bien hasta hace poco no había tanta diferencia entre las añadas, la evolución de los vinos permite hoy percibir la influencia climática del ciclo en el estilo final logrado.

Por último, la denominación varietal.
Esta moda se inició en los Estados Unidos en la década del 60, y le sirvió al Nuevo Mundo para poder competirle de igual a igual al Viejo Mundo, ya que para los nuevos consumidores que estaban surgiendo era mucho más fácil recordar Cabernet Sauvignon o Chardonnay, que el nombre de una región ignota, o de la Borgoña o Burdeos en Francia, por ejemplo. Pero hay otro dato curioso que se da en muchos países. Para que un vino sea considerado varietal, no necesita estar elaborado 100% con la misma uva, sino que el 85% alcanza para lograr las características organolépticas. Esto quiere decir que, si en la contra etiqueta no específica que la totalidad del vino es de un cepaje, lo más probable es que se trate de un blend, aunque para la ley sea un varietal.

La crianza es fundamental para la elección de muchos consumidores que encuentran en las notas de roble un gustito especial. Y si bien acá no hay una reglamentación al respecto, los vinos “Reserva” suelen tener un paso por barrica de un año aproximadamente, mientras que los “Gran Reserva” pueden llegar a 24. Pero esa crianza puede ser en barricas nuevas o usadas, y de diversos orígenes (roble francés o americano), y distintos tamaños (barrica, foudre, tonel).

Por lo tanto, hay mucha información en las etiquetas que sirven para ayudar al consumidor a elegir mejor. El tipo de vino (tinto, blanco, rosado, espumoso, o dulce), si es varietal o blend, el cepaje, la cosecha, el origen, y la crianza, pueden ser datos básicos e indispensables para todo amante del vino. 

Los vinos de alta gama suelen ser los más tradicionales, amparados en el reconocimiento logrado a través de los años. Por delante solo el nombre y no mucho más, y por detrás, la información bien específica de las parcelas de donde provienen las uvas, el tipo de barricas empleadas en la crianza, el tiempo, y demás datos concretos, ya sea de la viña (fecha de cosecha) o de la vinificación (métodos), que hablan de un vino único. Y si bien en diseño algunos se animan a llamar más la atención, generalmente los grandes vinos argentinos cuentan lo más que pueden. 

Otro dato que ha ganado en importancia gracias a que los vinos más refrescantes se han puesto de moda es la acidez, siempre expresada en gramos por litro. En general, los tintos poseen una acidez total de 5gr/l, los blancos un poco más, y los espumosos y dulces de cosecha tardía más aún. Pero hoy, hay tintos con mayor acidez (hasta 7gr/l) y blancos más punzantes y filosos (hasta 10gr/l). Estos vinos resultan mucho más refrescantes, y a la vez fluidos en su paso por boca. Y como pasa con el alcohol, lo importante es el equilibrio general del vino.

Se puede conocer mucho de un vino sin conocerlo, “hablando con las etiquetas”. Porque toda esa información no solo sirve para tomar la decisión de qué vino elegir, sino que ayuda al consumidor para explicar las razones por las que un vino puede gustarle más que otro, o incluso justificar el precio de una botella.

*Fuente:  Fabricio Portelli, sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli